A las mujeres que he conocido siempre les ha atraido mi carácter bohemio, mi habilidad con el arte, y mi sentido del humor. Pero en general ha sido el artista que bulle en mi piel el que ha desencajado corazones.
Por alguna extraña razón, cuando me preguntan a que me dedico y yo respondo sonriente que soy artista, me miran con interés. Me preguntan si soy actor, o escritor, o pintor, o... Yo respondo que soy todas esas cosas y mucho más. Y que también soy albañil, y carpintero, y soldador, y manitas del todo a cien. Y eso que es más verdad que la verdad les parece divertido. Por arte de magia se enamoran del yo pintor, del yo escritor, del yo cineasta... y quieren compartir esas artes conmigo, y aprender... y todo parece tan bonito.. Pero pasado el tiempo sucede lo que a todos los artistas; y es que un dia sus mujeres ya no quieren al tipo creativo con todas sus rarezas y sus aficiones.. y es entonces cuando te piden ser un novio formal, con un trabajo estable, un buen coche, y barbacoa los domingos.. que en realidad no está nada mal.. pero entonces ¿ Por que se enamoraron del tipo de los pinceles?...
Habría sido más sencillo enamorarse del hombre y no del artista. Concretamente del hombre que soy, ese al que le gusta pasear, tomar café y mojar pan en las comidas. Ese que se gasta el dinero en cómics en vez de en cigarrillos, que acumula juguetes setenteros y habla de sexo sin pudor. Ese que nunca se calla lo que piensa y que llora en las películas. Ese que se rie escandalosamente con Faemino y Cansado y adora el caldo de pollo. Ese que nunca finge ni pierde el sentío. Ese.. hombre que soy.
Supongo que en adelante debería guardarlo en secreto, y cuando me pregunten a que me dedico, debería responder simplemente: A sobrevivir.